Hay dos cosas que llevamos encima en nuestro día a día: el móvil y nuestro cuerpo.
Me gustaría que te pararas a pensar a cuál de los dos prestas más atención. Es una pregunta para ti, así que solo cabe responder honestamente.
Estoy casi segura de que ha ganado por mayoría abrumadora la atención al móvil. Es más, con las pulseras o relojes inteligentes, ahora nuestro dispositivo monitoriza nuestro cuerpo. Ya no es necesario atender al cuerpo cuando se acelera el pulso, por ejemplo, porque antes de que te puedas dar cuenta, ya te está pitando la pulserita para pedirte que pares, respires y/o camines.
¿En qué momento hemos perdido el control del dispositivo principal, ese que ha inspirado a todos los que atrapan hoy nuestra atención?
El sistema operativo de nuestro cuerpo, el cerebro, recoge todos los estímulos tanto si les prestas atención como si no. Se nutre de todo lo que hay alrededor, dentro y fuera, aunque no haya interacción ni valoración. Estos estímulos llegan al cerebro a través las señales que el cuerpo recibe con los sentidos. Si seguimos con el símil, los sentidos serían las notificaciones, las llamadas de atención. Luego nosotros decidimos si las atendemos o no. O cómo las atendemos.
Entonces, los sentidos nos notifican las sensaciones físicas de nuestro cuerpo a las que luego después les damos el nombre de una emoción o lo interpretamos mentalmente o reaccionamos con una conducta automatizada. Eso quiere decir que antes de cualquier emoción, pensamiento o conducta, lo que hay es una sensación física, esa información que nos “notifica” nuestro cerebro a través de los sentidos. Ahora viene lo importante, ¿qué hacemos con esa información que recibimos de los sentidos?
Podemos:
Reaccionar: Responder de manera automática, en base a aprendizajes o experiencias propias y ajenas.
Desconectar: Ignorar esas sensaciones como si no fueran nuestras.
Accionar: Responder de manera espontánea y coherente con lo que hay en ese preciso momento.
Hay 3 tipos de respuesta:
REACCIÓN
Una reacción es una respuesta automática, aprendida. Conlleva el repetir situaciones vividas sin dar la opción a vivir algo nuevo o diferente. Es decir, si algo lo viviste mal, te condena a seguir viviendo mal llegando a creer que es que tiene que ser así, que no eres más que una víctima de la vida y que no hay nada que puedas hacer para evitarlo.
DESCONEXIÓN
La desconexión de nuestro cuerpo puede tener consecuencias graves en nuestra supervivencia. Imagina que sigues forzando la máquina y conduces sin parar a echar una cabezadita por más señales que el cuerpo te haya dado acerca de tu cansancio. Ignorar los tímidos avisos de nuestro cuerpo sobre la atención que requiere de nosotros, irá aumentando en frecuencia e intensidad hasta que sea demasiado tarde y ya no sirva el atendernos.
ACCIONAR
Accionar implica responder desde el presente. Te dota de la capacidad de elegir cómo quieres vivir. Puede que lo que estés viviendo se parezca mucho a situaciones previas en tu vida, pero cada momento es único y te da la oportunidad de romper patrones aprendidos y bucles de conducta. Te permite tomar conciencia de tu papel en tu vida. Salir del victimismo. Ponerte al mando de tu vida. Llevar a cabo los cambios que consideres oportunos. Conectar contigo y con lo que hay.
Quiero que recapacites sobre tu forma de cuidarte,
¿Vives contigo y para ti o
Cargas contigo y tu vida?
Te propongo volver a ti. Vivir tus emociones desde la experiencia física del momento presente para lograr:
Conectar contigo
Saber de ti más que de nadie para poder darte lo que necesitas en cada momento
Soltar patrones aprendidos, creencias y expectativas
Dejar de reaccionar y actuar sobre tu vida de manera libre
Controlar tus pensamientos, frenar el run-run y bajar el ruido mental
Para que tú también puedas lograr simplemente sentir y ser tú mism@ puedes experimentar de manera gratuita el taller Mindfulness para llevar puesto.
¿Te atreves a conectar con el dispositivo de tu cuerpo más que con el de la pantallita?
